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miércoles, 9 de noviembre de 2016

Cirugía en mis partes

Mañana me realizarán una pequeña cirugía en mis partes nobles. Me pregunto si será un buen momento astrológico para asumir tal riesgo.



Suceso #1- Me cambio de contrato en mi compañía de teléfonos. Insisto durante la grabación que me incluyan un paquete de llamadas internacionales que tenía en el contrato antiguo. La operadora me dice que por supuesto, ¡sin problemas! Sigo con mi rutina de trabajo habitual y, al llegar la factura, ¡zasca!, todas las llamadas internacionales cobradas a tarifa normal. Un pastón, vamos. Reclamando estoy...

Suceso #2- A raíz de ese asunto, hablé con un conocido que tiene relación con esta operadora y, comentándole estos temas, añadí que tenía problemas frecuentes con la conexión a internet y con el descodificador de TV de dicha operadora. Se acercó por casa y descubrió que me están dando una velocidad menor que la que tengo contratada, que el descodificador es más viejo que la luna, y no se explica como no me lo han cambiado ya hace tiempo. Reclamación al canto, esta vez vía telemática. "Lo solucionaremos rápidamente"¿Debo temer quedarme sin internet cuando más falta me haga?

Suceso #3- En estos días he cambiado las bombillas y halógenos de casa por leds. Instalo todas y, al poner la última, veo que no enciende. Compruebo que no es la instalación, probando una lámpara convencional, que funciona correctamente. Al día siguiente voy a la tienda, y me cambian la bombilla por otra. En casa veo, al instalarla, que la de remplazo emite una luz más amarilla que la bilis. Miro la caja y dice que es de luz blanca, como yo la quería. Mañana volveré a la tienda por tercera vez a por la correcta. ¿Qué me llevaré esta vez..?

Suceso #4- Me compré hace dos semanas tres pantalones, de una tela que me gusta mucho, a muy buen precio, en una liquidación. Salgo diciendo "¡mira que suerte, llevo tiempo buscando algún pantalón de esta tela, y me encuentro estos tirados de precio! Pues nada, compré uno de cada color. Lo único es que había que coserles los bajos. Voy a una conocida franquicia de retoques de vestuario y, una vez en casa después de recogerlos, me pongo el primero y me queda corto, un poco por encima del borde del zapato, el segundo más corto todavía, ya con los calcetines ligeramente a la vista, y con una pierna ligeramente más corta que la otra. El tercero, tobillero y con una diferencia entre las dos piernas que ni el Chavo del Ocho. Vuelvo a la tienda, y la señora se queda pasmada al ver el crimen que ha cometido. Me vuelve a tomar las medidas, los arregla y vuelvo a recogerlos. Están casi bien cuando me los pruebo en la tienda. Al lavarlos en casa y volver a ponérmelos resulta que han encogido por encima de sus posibilidades. Si cruzo un río con ellos probablemente no me moje los pantalones. Seguiremos intentándolo, a ver si a la tercera...

Suceso #5- Hace dos fines de semana, durante la quedada con mis amigos fotógrafos, se me desprendió espontáneamente una de las lentes de las gafas de sol, con tan "buena" suerte que caen en duro con el pico superior del cristal. Cristal chascado en una zona en que, cuando el sol está alto, entra el rayito directo a la pupila. Graduadas, antirreflectantes y polarizadas... ¡pastón! Las llevo a la óptica y me dice la señorita: "está usted de suerte, porque tenemos una oferta y cambiar la lente le va a salir solo por... ¡50 Eurazos! Lo de investigar por qué se han caído las lentes (caras) de unas gafas (buenas) de uso deportivo, si eso, lo dejamos para otra ocasión... Como no tenía ganas de gresca, le digo que vale, que me cambie la lente (me quería encima vender la moto de que habría que cambiar las dos por si el tono de gris no salía igual, a lo que le contesté que por ese dinero ya le valía, como si tenían que darle una mano de pintura). Ayer las recogió mi mujer, ya que le queda relativamente cerca del trabajo, y esta mañana abro todo ilusionado la funda, miro las gafas, y me las encuentro igual que las entregué, con el cristal chascado en el mismo sitio y, más grave aún, los cristales llenos de huellas tal y como los entregué. Todo ello con 50 € menos en mi bolsillo, por supuesto. Llamé inmediatamente para reclamarles y decirles que era una pasada, no solo que no hubieran hecho el trabajo, sino que osaran entregarme las gafas sin haber pasado siquiera una toallita por los cristales. ¿Alguien revisa si el trabajo que te están cobrando ha sido realizado? Me dicen que las lleve a la tienda, que dejan la incidencia registrada para que la persona de la tarde me recoja las gafas. Esta tarde llego a la tienda, 40 minutos de tráfico hasta allí, llego a la tienda y hay muchos clientes, me acerco a la señorita, la misma que me recogió las gafas en su momento y, antes de poder explicarle a qué iba, me dice "¡espere su turno!" Estallo en ira, y le digo que qué turno quiere que espere, si el de los indignados o el de los estafados. Después de montar un pollo de órdago la grande, otra dependienta me recoge las gafas. ¿Qué me devolverán..?

¿Que qué tiene que ver todo esto con la cirugía de mis parte de mañana? Pues que lo mismo entro como Oscar al quirófano y salgo Sandra. ¡Dios me proteja!

1 comentario:

  1. Suerte en lo de .....
    En el
    Suceso numero.... no en ninguno.... que tu no necesitas suerte!! Has nacido de pie!!! Y lo tienes tooooooo
    O es que quieres mas suerte que la que ya tienes?? Que salga todo bien ��

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